La naturaleza es un entorno cambiante, lleno de sorpresas y desafíos para aquellos que estén dispuestos a observarla. La montaña es uno de los medios naturales donde estos cambios llegan a sus extremos y bien se puede afirmar que un paisaje de montaña es algo único e irrepetible. La luz, la meteorología, la vegetación, la nieve, el agua y el hielo hacen que resulte imposible observar dos veces el mismo paisaje. Habiendo nacido y crecido en Asturias, una región con un entorno natural privilegiado, me resultó difícil no sentir fascinación, desde una edad temprana, por las montañas que me rodeaban. Esta fascinación me ha llevado desde hace algunos años a intentar transmitir mediante la fotografía aquello que para mí representa la naturaleza en general y la montaña en particular: Una creación artística perfecta.
Tal vez por esa espectacularidad, la montaña no es un medio libre de amenazas. Internet, con su extraordinaria capacidad para difundir sugerentes imágenes y la información de cómo acceder a prácticamente cualquier lugar del mundo, junto con unos eficaces y económicos medios de transporte, han hecho que acudir a las montañas del mundo sea deseable y accesible a un número de personas mayor que en cualquier otra época de la historia. La montaña ha pasado en pocas décadas de ser un mundo minoritario, esencialmente libre y con poca relevancia económica, a ser un destino popular en el que se desarrollan multitud de nuevas actividades. En cierta medida se ha transformado en un artículo de consumo. Esto es hoy así tanto en el Everest, como en el Mont-Blanc, o en los Picos de Europa. Esta transformación ha llevado a las administraciones a intentar regular un medio que históricamente se autorregulaba, rigiéndose fundamentalmente por las leyes de la naturaleza. Todos estos fenómenos han tenido como consecuencias la masificación y la reducción de la libertad en las montañas.
Este cambio se ha producido dentro de un contexto de marcada despoblación de muchas zonas de montaña, simultánea a una progresiva urbanización de la población cada vez más desconectada de la naturaleza. Los seres humanos que actualmente nos movemos por las montañas somos cada vez más urbanitas y menos rurales. Consecuentemente, interactuamos con la naturaleza con valores y usos urbanos, muchas veces totalmente inadecuados. De este modo, en el creciente número de personas que visitan las montañas no todas comprenden, valoran, y respetan el medio al que acceden, aumentado la presión sobre un ecosistema frágil. En este contexto, me gustaría que mis fotografías contribuyesen a difundir la belleza de las montañas, despertando la conciencia sobre su fragilidad, y así colaborar en su conservación, ya que es difícil conservar aquello que no se ama y es imposible amar aquello que no se conoce.
Las fotografías contenidas en esta web muestran a las montañas como protagonistas, más que paisajes de montaña en muchos casos son retratos de montañas. Unas montañas en las que he vivido momentos inolvidables y experimentado sentimientos y sensaciones únicas. Son, en definitiva, montañas observadas y fotografiadas a través de los ojos y el corazón de un montañero.
Confío en que estas imágenes les inspiren.
Alberto Lastra - Asturias, España.