Había sido un vivac bastante cómodo. Una noche cálida en la que, a pesar de estar por encima de 2.000 m, la temperatura no bajó de 12 C, sin viento, sobre un suelo plano y sin piedras. Vamos, todo un lujo. Aún así, y a pesar del cansancio, solo había podido conciliar un sueño ligero, innumerables veces interrumpido por el incomparable espectáculo de un cielo estrellado sin luna. Quién puede dormir pudiendo observar las estrellas y la Vía Láctea con solo abrir los ojos. Cómo resistirse al placer de tumbarse boca arriba dentro del saco y ver desfilar ante ti las constelaciones y el efímero destello de los meteoros. Yo nunca he sido capaz de hacerlo.
Cuando las Pléyades tomaron altura sobre el cielo del noreste empezó a clarear. Era el momento de salir del saco, agarrar los bártulos y encaminarme al lugar que había identificado la tarde anterior para fotografiar el Macizo Central de los Picos de Europa al amanecer. A penas 15 minutos después de salir del saco ya tenía la cámara montada sobre el trípode. El sol aún no había salido sobre el horizonte y la luz difusa del alba teñía la caliza de los Picos de unos hermosos tonos pastel, casi irreales. El cielo actuaba como un inmenso difusor y reducía significativamente el contraste de la escena. El Picu, el Neverón y los Albos protagonizaban imponentes este hermoso retrato de montaña.
La vista estimuló mi mente y me puse a imaginar cómo habría sido este mismo paisaje hace 40.000 años, en plena era glacial. Me resultó fácil imaginar un paisaje blanco, con unas cumbres aparentemente más pequeñas, al estar sumergidas en campos y ríos de hielo. En el centro de la escena dos glaciares bien desarrollados, descendiendo uno, en primer plano, desde la Vega de Urriellu por el Jou Lluengu y otro, en segundo plano, bajando desde la Horcada Arenera a los pies de los Albos. Las cuencas excavadas por esos hielos, desaparecidos hace milenios, se muestran claramente ante nuestros ojos hoy. Sin lugar a dudas, el mismo vivac en aquella época no habría sido tan placentero como en la actualidad, incluso aunque tuviera lugar en pleno verano.
Esta no es una imagen para Instagram, ni siquiera para ver en un monitor, es una imagen para imprimir. Con 117 Mpixels luce imponente impresa a 150x55 cm. Los detalles que se aprecian en una copia así son imposibles de observar en una pantalla. Basta decir que se puede distinguir a una cordada en los primeros largos de una vía en la cara este del Picu.
Datos técnicos: Canon EOS R, Carl Zeiss Vario-Sonnar 35-70/3.4, panorámica de 6 imágenes.
Galería Picos de Europa.
Muy buena.
El epicentro de los Picos, el eje del tiovivo, que sería del macizo sin ese grano..igual dentro de 40.000 años ya está gastado de tanta cordada y la imagen de la virgen no deja de ser un jito decorado… Ave María Purísima…sin picacho concebida🤣
Como siempre, fotos que te ubican en Picos a pesar de estar en la playa… ¿Qué tendran que siempre apetece ir?