Un rincón de un hayedo cantábrico con un rico sotobosque de helechos. Un lugar en el que uno se siente privilegiado por el mero hecho de estar ahí, por poder contemplar una escena inmaculada, sin un solo signo de transformación humana. Un privilegio sin duda acompañado de un profundo sentimiento de responsabilidad. Moverse sin alterar este maravilloso lugar es una obligación, mimarlo, pisar con cuidado, esforzarse por abandonarlo como se encontró. Hasta la próxima vez.
Datos técnicos: Canon EOS R, RF 24-105 f4 L.
Galería Bosques y Arroyos de Montaña.
Verde, verde, verde… tan verde como lo quisiera Lorca. Tengo la sensación de poder estar en ese paisaje esperando, sin más, con esa atmósfera tan atrayente… quizá aparezca el unicornio azul… tal azul como lo quisiera Silvio Rodríguez.
Una fotografía con mayúsculas.😉
Verde o, más bien, verdes. Los matices de los tonos verdes en territorios húmedos como Asturias en la primavera son infinitos.