A media mañana, tras un amanecer cubierto al final del invierno, empezó a abrirse el cielo mientras subía por la pista de Soto de Sajambre a Vegabaño. Intuía que desde la majada podría haber un panorama fotográficamente interesante pero fugaz, dadas las predicciones meteorológicas. Aceleré el paso para llegar a Vegabaño y poder fotografiar el sector de los Moledizos antes de que desaparecieran totalmente las nubes.
Llegué en una media hora a la vega cuando aún quedaban algunas nubes bajas, demasiadas pocas para mi gusto. Tendría que haber madrugado algo más. Jadeando y empapado en sudor tras cargar con una mochila repleta de vidrio y metal, desplegué el trípode y monté en él la cámara. La primera fotografía sería una panorámica con el teleobjetivo. Las paredes de los Moledizos que caen hacia el Dobra estaban soberbias, cubiertas de nieve fresca.
La víspera había caído la última nevada de un invierno escaso en nieve. Esa fue la última nevada del invierno astronómico y probablemente la última del meteorológico, al menos la última que podré fotografiar esta temporada por gentiliza de un coronavirus. Afortunadamente, las montañas seguirán ahí.
Datos técnicos: Canon EOS R, EF70-200mm f/4L, panorámica de 6 fotografías.
Galería Picos de Europa.