Una deliciosa tarde otoñal en uno de los lugares, para mí, más idílicos de los Picos de Europa. Sin viento, un plumas fino bastaba para mantenerse cómodamente aislado del frío, incluso a la sombra. En estas condiciones, buscar una composición y sentarse a esperar a que se disipen las nubes que cubren Peña Santa es todo un placer. El resultado, bueno, al menos para mí, una bonita postal y un recuerdo de una apacible tarde de otoño invernal haciendo lo que más me gusta.
Datos técnicos: Canon EOS R, Carl Zeiss Vario-Sonnar 35-70/3.4.
Galería Picos de Europa.
Esa estación a caballo entre el otoño y el invierno, tan ambigua, que no se sabe muy bien si va o viene, que la naturaleza parece que hasta duda; quizá sea de las más espectaculares. De lo que no hay ninguna duda es de tu ojo como fotógrafo. Ahí, esperando, sabiendo que tarde o temprano se correrá el telón y aparecerá el gran espectáculo de los Picos con esa alfombra blanca que conduce al gran escenario. Silencio… el arte comienza.
Bueno, la realidad fue un poco más prosaica. Tuve que arrastrarme para cruzar un cierre de alambre de espino en el que casi engancho el plumas. Y esperaba a que las nubes se disparan mientras me comía unas mandarinas, una de las cuales, pobre de mi, estaba pocha. Gracias por tus amables palabras, Simón.
Otra foto espectacular que nos ayuda a soñar con la busqueda de ese tiempo tan necesario para buscar esos lugares tan perguapos. Gracias por compartir.