Pues eso, una jornada sin pretensiones. Un día de diciembre de cielo azul, sin viento, frío, pero de esos que al sol se está de maravilla. Una bonita y agradable excursión por la nieve. Una comida caliente con un vaso de vino, contemplando los Picos con la mejor de las compañías. Todo un lujo. Al iniciar el regreso a Soto, una última mirada a la vega que empezaba a quedar cubierta por la sombra del Jario. Los Picos aún brillaban bajo una luz que ya empezaba tomar los tonos cálidos del atardecer. Una última foto de recuerdo de un día feliz. Un ejemplo de que, en muchas ocasiones, los placeres sencillos son los más gratificantes. ¿Qué más se puede pedir a la vida?
Datos técnicos: Canon EOS R5, RF 24-105, panorámica de tres exposiciones.
Galería Picos de Europa.