Un crudo día de otoño en las Vegas de Sotres, con el Escamellau parcialmente oculto y el sol intentando romper las nubes desde Áliva. Agua y humedad por todos lados, viento y una temperatura más propia del invierno que de octubre. La majada, que antaño fuera prácticamente un pueblo más, se encontraba sin a penas presencia humana. Los únicos animales visibles, a parte de un fotógrafo con su trípode y su paraguas, eran algunas vacas pastando silenciosas bajo la lluvia y un montañero que iba en pos de una incierta cumbre, pero una segura mojadura. Qué le vamos a hacer, dicen que sarna con gusto, no pica.
Datos técnicos: Canon EOS R, Zeiss Distagon 21/2.8, panorámica de 6 imágenes.
Galería Legado de Montaña.
Parece que las Vegas estuviesen ya preparadas para la primera nieve. Esta foto rezuma humedad y destemplanza, llama al abrigo. Como es habitual, una foto que te traslada a los Picos sin moverse del asesino silencioso que es el sofá.