En un pequeño regato, dentro de un hayedo cantábrico, se encuentra este apacible rincón. El momento vivido en esta escena fue de una quietud extraordinaria. El vigor de la vegetación, brotando después del letargo de los meses del frío y la oscuridad, con unos tonos de verde como solo se pueden observar en la primavera. La niebla, difuminando el mundo más allá de unas decenas de metros. El sonido de la lluvia golpeando en las hojas. Todo parecía coordinarse para transformar a este rincón en la pura experiencia sensorial de la calma.
Esta fotografía es una composición panorámica de 6 exposiciones con una óptica de 16 mm. Los errores de paralaje debidos a la cercanía del primer plano, al no usar una placa nodal, me dio todo un quebradero de cabeza a la hora de fusionar las imágenes en el ordenador. Pero al final salió. Creo que el resultado transmite bastante bien las sensaciones de estar allí.
Datos técnicos: Canon EOS R5, RF 14-35 F4 L, panorámica de 6 exposiciones.
Galería Bosques y Arroyos de Montaña.