Dos hayas aisladas en medio de una braña de Teverga. Supervivientes no solo por méritos propios, sino también por la decisión de las generaciones de pastores que explotaron la braña de librarlas del hacha. Testigos mudos del paso de las décadas, del ir y venir de esos pequeños seres de dos patas, siempre afanados e incansables, con su ganado, sus cabañas, cuadras y corros.
El aislamiento de estas dos hayas centenarias, en medio del prado cubierto de nieve, resultó mucho más patente cuando la niebla entró en la braña. Buen momento para darse la vuelta y aprovechar para fotografiar un efímero momento, antes de volver hacia el coche.
Datos técnicos: Canon EOS R, RF 24-105 f4 L.
Galería Bosques y Arroyos de Montaña.