Hayas centenarias, testigos del paso del tiempo, con sus cuerpos maltratados por los elementos, los hongos y los insectos, y sus cortezas mimetizadas bajo un manto de musgos, helechos y plantas trepadoras. Pocos elementos hay en un bosque con más personalidad que los árboles maduros.
En esta escena, la reducida pendiente del terreno permite una composición armoniosa, en la que incluir varios ejemplares maduros de haya. Algo que, en los empinados bosques de montaña de Asturias es poco frecuente. Precisamente esa fuerte inclinación, que caracteriza a buena parte de los bosques de montaña de Asturias, es lo que los hace especialmente difíciles de fotografiar.
Datos técnicos: Canon EOS R5, RF 14-35 f4 L, panorámica de 5 imágenes.
Galería Bosques y arroyos de montaña.
Este hayedo transmite silencio y tranquilidad, ideal para un recogimiento mental. De la composición ya lo has dicho tú todo.
Sin duda fue una mañana de silencio y tranquilidad. Un autentico disfrute para los que vivimos en una ciudad. Un saludo.